"Ponerse una mochila a la espalda y calzarse unas botas para lanzarse al camino supone también un humilde acto de subversión, una manera de dar la espalda a una cultura que prima en exceso el beneficio inmediato, la eficiencia y la rapidez. [...] Al recorrer tranquilamente a pie la costa vasca he tenido encuentros inesperados, pero también he aprendido a percibir los variados tonos que puede adquirir el océano".