Chéjov no escribió nunca un ensayo ni un esbozo siquiera de teoría literaria, pero en su correspondencia con amigos, editores, otros escritores -como Maksim Gorki- y aspirantes a escritores, abundan las notas y reflexiones, a menudo tan concisas que parecen máximas o aforismos, sobre el quehacer narrativo, su sentido y su alcance.