Todos en algún momento van, han ido, irán hacia Shakespeare; escuchan el llamado, pero no como si fuera el llamado de la especie o de la sangre; no un llamado antiguo, por el contrario, un llamado contemporáneo, un llamado reciente. Todavía Shakespeare es la gran cifra de nuestra experiencia, un misterio, un jeroglífico que nos diseña y en el que todavía trabajamos, y que por supuesto aún no hemos descifrado del todo.