Una mujer joven, profesora, creyente y con ganas de transformar el mundo y un hombre cansado, mayor, ateo y cínico se encuentran para iniciar la relación más importante de sus vidas. Ella encontrará una visión más profunda y también más afilada de la vida. y él dispondrá por primera vez en años de sabia revitalizadora. Confidentes, grandes conversadores, cómplices... Durante años intercambiarán amigos, libros, ideas, discusiones, cenas, compras, ilusiones... Hasta que la mujer, movida de nuevo por unos ideales de transformación que serán pisoteados por la realidad, decide entrar en política y las exigencias de la vida pública les distancian. Mientras ella trata de mejorar las condiciones de la infancia, él está convencido de que en nuestra sociedad ya nada es mejorable más allá del círculo íntimo de cada persona. Pero una zanja más profunda que la política está destinada a separarles: la muerte. Su última conversación, la más abrupta, la más interesante, la más caudalosa y sincera tiene lugar cuando uno de los dos ya ha desaparecido del mundo de los vivos. ¿Pero se oyen? ¿Se escuchan? ¿Pueden comunicarse los vivos y los muertos? ¿Es el muerto que sueña con el vivo o el vivo que fantasea con el difunto? Una conversación que nos habla tanto de las dificultades de lograr una comunicación plena como de la imposibilidad de dejar de intentarlo.