El siglo XXI nace en Occidente bajo los signos del terror y la otredad. Estas dos figuras tienen una larga historia, pero hoy su presencia parece más agigantada que nunca. Este libro ofrece una aproximación antropológica a los problemas actuales generados por el terror y la otredad, una pareja inseparable en nuestra cultura. El terrorismo hunde sus raíces en la defensa de alteridades religiosas, étnicas o nacionales que se sienten amenazadas. ¿Puede el relativismo antropológico justificar los escalofriantes actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y del 11 de marzo de 2004 en Madrid? Propongo discutir al respecto las ideas de algunos pensadores y escritores para buscar soluciones al conflicto entre tolerancia democrática y agresividad fundamentalista. ¿Es necesario tolerar y respetar expresiones religiosas o políticas intolerantes?
El relativismo -que acepta como igualmente válidas todas las expresiones culturales- ha contribuido a implantar la tolerancia en la cultura moderna. Pero al mismo tiempo corre el riesgo de legitimar actos de terrorismo y crueldad que atentan contra la civilidad democrática. El fundamentalismo actúa con la fuerza de las profundas raíces que crecen en los territorios culturales. Se cree que este problema es agudizado por la llamada globalización, que produce la desterritorialización de las culturas y el trágico desarraigo de las expresiones artísticas. ¿Cómo afectan las fronteras entre los diversos territorios a la creatividad de los pueblos que los habitan? ¿Cómo valorar las emanaciones artísticas y literarias que provoca la pertenencia real o mítica a una tierra?
(R.B.)
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