Yakuza y corrupción en el país del sol naciente: bienvenidos al Japón real En Japón, la corrupción del gobierno está alcanzando cotas inauditas. Bajo montañas de papeleo, se ocultan empresas que solo son tapaderas para la Yakuza y los mafiosos imponen su ley en los salones de juego. Los negocios sucios llegan hasta la central nuclear de Fukushima, que hace todo lo posible para esconder sus acuerdos con la Yakuza. Y entonces, un terremoto de magnitud 9,0 sacude todo el país… Jake Adelstein fue el primer occidental en trabajar como reportero en el periódico Yomiuri Shimbun, el diario más importante del país nipón, y es célebre por sus investigaciones y artículos sobre los miembros de la Yakuza y los bajos fondos japoneses, que han sido adaptados por HBO/Max en la serie Tokyo Vice. Ahora, Adelstein nos trae en Tokyo Noir una investigación del hampa japonesa y nos sumerge en un mundo vetado a los occidentales. Descubriremos un Japón muy distinto al de las guías turísticas, azotado por la violencia y la corrupción, donde los tentáculos de la mafia llegan hasta los rincones más insospechados. ¿Estás dispue
Jake Adelstein nació en Estados Unidos y a los 24 años se trasladó a Japón. Allí se convirtió en el primer extranjero en formar parte de la redacción del mayor diario de Japón, el Yomiuri Shinbun. Durante casi quince años, además de cubrir las noticias, descubrió el mundo del crimen japones, las relaciones con la policía y cómo funciona la mafia de los yakuzas, hasta que le amenazara de muerte un barón de la mafia durante su investigación, lo que le llevó a escribir Tokyo Vice. Estuvo bajo la protección del FBI y de la policía japonesa durante varios años, pero decidió no abandonar nunca Tokio, donde vive desde hace más de treinta años. Tras dejar el Yomiuri Shinbun en 2009, continuó su trabajo como periodista de investigación para varios medios: Los Angeles Times, Asia Times, Vice News, Forbes y el Daily Beast. Mientras tanto, escribió dos libros The Last Yakuza y Pay the Devil in Bitcoin y se convirtió en sacerdote budista en 2017, a la edad de cuarenta y ocho años.