Tragedias de la vida vulgar. Cuentos tristes ofrece veinte relatos de diversa índole: dramática, fantástica, mágica y de terror, no exenta de algún matiz humorístico. El común denominador de todos ellos es la gran calidad de su prosa y la perfecta estructura de sus tramas. Las caracterizaciones psicológicas de los personajes y las estampas sociológicas resultan inigualables. Estamos ante un magistral cuadro no solo de la vida e inquietudes de la gente humilde del campo y de la ciudad, sino también de las que sentían las clases medias, a menudo en una situación de pobreza vergonzante. La gran calidad literaria de esta obra la convierte en un reflejo imperecedero de la condición humana. Caracterización atemporal que se basa por igual en las situaciones sociales que se reflejan tanto en las historias como en los miedos, preocupaciones, inquietudes, esperanzas y anhelos de sus protagonistas. Esta obra ha sido muy elogiada por los críticos, el escritor Fernando Iwasaki la considera como «el mejor libro de relatos español».
Wenceslao Fernández Flórez novelista y cronista parlamentario español, abandonó los estudios para dedicarse al periodismo. En 1914 se trasladó a Madrid. Su obra muestra un intenso sentimiento del paisaje y de la tierra gallega, así como un acendrado lirismo. De sus obras destacan La procesión de los días (1915), Volvoreta (1917), con la que consiguió el premio del Círculo de Bellas Artes, El secreto de Barba Azul (1923), Las siete columnas (1926), Fantasmas (1930), Aventuras del caballero Rogelio de Amaral (1933), Una isla en el Mar Rojo (1938) y El bosque animado (1943).