Cuando leemos Los últimos días de la Humanidad, que es un Apocalipsis cómico y patético del horror de la Primera Guerra Mundial, reír es... una forma de llorar y, así mismo y sobre todo, de tomar conciencia de la gravedad de estos problemas; y más cuando se hace una lectura actual de la obra, desde el conocimiento histórico de que la humillación que sufrieron los alemanes en el Tratado de Versalles fue una causa muy importante de que naciera el huevo de aquella serpiente del nazismo que definitivamente estalló en 1939 con el comienzo de unos nuevos ?últimos días de la Humanidad? (Segunda Guerra Mundial), que acabaría en el doble espanto de Hiroshima y Nagasaki, ya profetizado de algún modo en la obra de Karl Kraus.
Kraus nos introduce su obra con palabras como éstas: ?Los actos más inverosímiles aquí presentados ocurrieron realmente ... Los diálogos más increíbles que aquí se mantienen fueron dichos palabra por palabra ... Dejes y acentos recorren rechinando el tiempo y se van inflando hasta convertirse en el coro de este sacrificio cruento ... La gente que vivió entre la humanidad y la ha sobrevivido termina reducida a sombras y marionetas, larvas y lémures, máscaras de este carnaval trágico...?. ¿De qué se trataba en aquella guerra y en todas las habidas desde entonces? El drama, dice Kraus, ?ha sido ideado para su puesta en escena en un teatro del planeta Marte: el público de este mundo no sería capaz de soportarlo?. Porque era ?sangre de su sangre?, y el contenido era ?el de todos estos años irreales, impensables, inasibles para una mente despierta, años en que unos personajes de opereta interpretaron la tragedia de la humanidad?.
Adan Kovacsics (1953) es traductor del húngaro y del alemán. Nacido en Santiago de Chile, es hijo de inmigrantes húngaros. Premiado en numerosas ocasiones por el Ministerio de Educación y Cultura de Austria ? por las traducciones de Karl Kraus: Los últimos días de la humanidad (1992), Hans Lebert: La piel del lobo (1994), Heimito von Doderer: Un asesinato que todos cometemos, Hans Lebert: El círculo de fuego (1996), Peter Altenberg: Páginas escogidas (1998), Joseph Roth: Las ciudades blancas, Stefan Zweig: Embriaguez de la metamorfosis (2001), Ingeborg Bachmann: El caso Franza/Réquiem por Fanny Goldmann (2002), Karl Kraus: Dichos y contradichos (2004), Ilse Aichinger: La esperanza más grande (2005) ? a finales del año 2004, recibió en Barcelona el Premio Ángel Crespo, uno de los más relevantes otorgados en España, por su traducción de la novela El distrito de Sinistra (Acantilado) del escritor húngaro transilvano Ádám Bodor. Ha recibido asimismo el II Premio de Traducción Imre Kertész (2007), el Premio Nacional de Traducción 2010 del Ministerio de Cultura por el conjunto de su obra y el Premio Nacional de Traducción de Austria por el conjunto de su obra y por sus traducciones de Karl Kraus. Vive en Barcelona y escribe también ensayos sobre las literaturas húngara y austriaca.