Giuseppe Tomasi di Lampedusa, autor de El Gatopardo, y Alessandra Wolff von Stomersee, baronesa báltica y psicoanalista que ayudó a introducir a Freud en Italia, se casaron en 1932, ella con treinta y ocho años y él dos menos. Se habían conocido a través de intricados cruces familiares, habituales entre los aristócratas de la época, y durante un largo período de sus vidas se cartearon, dándose noticias de cómo pasaban sus jornadas, de parientes y amigos, comidas, perros y, sobre todo, de sus respectivas lecturas. Su correspondencia, que abarca desde 1932 hasta 1943, constituye un testimonio evocador tanto de la época y las costumbres de uno y otro como de la singularidad de una unión basada en la cercanía intelectual y la lejanía física. De hecho, el intercambio epistolar la posibilidad de hablarse permaneciendo cada uno en su mundo con los años se convirtió en la principal vía de comunicación entre ellos, pues ambos estaban fatalmente vinculados a su entorno, su hogar y su linaje. Giuseppe amaba, tal vez por encima de todas las cosas, el palacio de Palermo, la casa donde había nacido y donde esperaba morir, y Alessandra no podía permanecer mucho tiempo separada del castillo de Stomersee, en Letonia, ni de la gente del Báltico, «su» gente. La guerra trastocaría definitivamente el orden de las cosas hasta entonces inmutable: el palacio Lampedusa fue bombardeado y destruido y el castillo de Stomersee, confiscado por los sóviets. Luego para Lampedusa vendría la redención, la inesperada dedicación a escribir en su afán de salvar la memoria de un mundo ya desaparecido y la publicación de su obra maestra.
Caterina Cardona (Roma, 1949) es directora científica de las Caballerizas del Quirinal desde el año 2000, directora del Instituto Italiano de Londres y miembro del consejo de administración de Maxxi.