Si alguien me preguntara cómo definiría yo la personalidad de
Aurora Luque, diría que como la más griega de todas nuestras
escritoras modernas. Y si alguien me pidiera que describiera su
escritura, haría uso de una sola palabra: poikilía, el término griego
equivalente al que los tratadistas del Siglo de Oro denominaron
mixtura, esto es, la combinación de géneros, subgéneros
y paragéneros más variados. Esa riqueza y variedad helenística
con que Aurora Luque enriquece sus textos, contribuyendo así a
la exactitud y belleza de los mismos, esa constante traducción de
tiempos y espacios que ella hace, esa articulación del poema en
una forma culta y clara a la vez, todo eso, en fin, que constituye su
creación, su estilo y su manera de mirar y comprender el mundo es
tan antiguo y moderno como nosotros mismos. (Del prólogo de
Jaime Siles).
Es poeta, traductora, editora y profesora de griego. Ha dirigido la colección de poesía Cuadernos de Trinacria y, con Jesús Aguado, la colección maRemoto de poesía internacional. Entre sus libros de poemas destacan los títulos Hiperiónida(Premio Federico García Lorca de la Universidad de Granada, 1982), Problemas de doblaje (Accésit al premio Adonais, 1990), Carpe noctem (Premio Rey Juan Carlos, 1994), Transitoria (finalista del Premio Rafael Alberti y Premio Andalucía de la Crítica, 1998), Camaradas de Ícaro (Premio Fray Luis de León, 2003), Haikus de Narila (2005) y La siesta de Epicuro (Premio Generación del 27, 2008). Su obra poética ha sido recogida en antologías como Las dudas de Eros (2000), Portuaria (2002), Carpe verbum (2004), Carpe amorem (2007) o Fabricación de las islas (2014). Sus reflexiones sobre la poesía se recogen en Una extraña industria (2008). Ha traducido a los poetas Meleagro, María Lainá, Safo, Catulo, Louise Labé y Renée Vivien, editado a la dramaturga María Rosa de Gálvez y antologado la obra de autores como Caballero Bonald.