Felipe V, lejos de imitar a sus antepasados Borbones o continuar con el modelo establecido por los reyes españoles, alteró significativamente el modo en cómo un soberano de Antiguo Régimen debía ejercer sus responsabilidades públicas. Con el fin de satisfacer las demandas de sus numerosas inclinaciones personales, el nuevo monarca promovió la creación de una esfera privada en el seno de la corte y permitió que su segunda mujer, la reina Isabel de Farnesio, incrementara su autoridad pública y su influencia a la hora de administrar la potestad regia. Este volumen analiza, en consecuencia, cómo la cultura cortesana española se vio alterada durante las tres primeras décadas del siglo XVIII promoviendo con ello el nacimiento y consolidación de una nueva idea y práctica de la majestad.