En el año 1085, Alfonso VI conquista Toledo y establece allí su corte. Los reinos de alAndalus, temerosos por el avance cristiano, reclaman la ayuda de los almorávides del norte de África, una ayuda que les volverá pronto en contra. AlMutamid, rey de Sevilla, solicita ayuda a Alfonso VI, utilizando como embajadora a la bella e inteligente Zaida. La pasión nace de inmediato entre el rey y la cortesana, pero la corte no está dispuesta a aceptar ese amor ni las consecuencias que traerían para el reino cristiano un descendiente con sangre musulmana. La intriga política y la pasión se enfrentan a un contexto histórico de una gran riqueza, pues pone en contacto a dos modos de pensar y a personajes, como Zaida y Alfonso VI, de una sorprendente modernidad.