Estoy en Nueva York. pero no en la ciudad, sino en el estado, que también existe. En el paraíso de las ardillas. Intentando adoptar la vida campestre que llevan la mitad de los neoyorquinos que figuran en el censo de Albany, la capital. Vivo en Rhinebeck, a cien millas de Manhattan. En una casa construida con madera y pintada de gris pálido. En un pueblecito que se parece a los de la maqueta del tren eléctrico que nos traían los Reyes Magos. En la radio aprendí la importancia trascendental de los silencios en un mundo saturado de palabras. Con la intención de escuchar caí en este pueblo y, antes de que pudiese darme cuenta, me encontré inmerso en una maraña de historias fascinantes e insospechadas. En una América que yo ni siquiera presagiaba que pudiese existir.
Guillermo Fesser es periodista y lleva veinticinco años relatando historias. La mayoría de ellas a través de la radio en un formato innovador bautizado como Gomaespuma. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, Cine en la University of Southern California y tres lenguas en la Escuela Oficial de Idiomas de la capital de España. Su incursión en el mundo del cine, iniciada como guionista de El milagro de P. Tinto, lo ha impulsado a una nueva carrera de director que ha estrenado con el largometraje Cándida. Sus artículos y reportajes han ido apareciendo de forma habitual en la prensa y, en especial, en las páginas del diario El País. En compañía de Juan Luis Cano ha publicado numerosos libros y dirige la Fundación Gomaespuma, dedicada a financiar la escolarización infantil en países en vías de desarrollo y a promover el flamenco en el mundo a través del festival Flamenco Pá Tós.