BRYCE ECHENIQUE, ALFREDO (1939- )
Como cuenta en su delicioso prólogo Derroteros de un periodista poco nato, Alfredo Bryce Echenique reúne en este libro su trabajo periodístico llevado a cabo durante una década. En él evoca su admiración por los grandes ases del «nuevo periodismo» Capote, Mailer, Wolfe, Talese y cómo llegó a la conclusión de que, en todo trabajo periodístico, sólo es posible alcanzar la objetividad total mediante una subjetividad bien intencionada que el autor practica sin desmayo.En el libro acompañamos al autor durante un viaje a Praga o nos demoramos en el Perú, por ejemplo, o comparecen escritores tan queridos por Bryce Echenique, lector infatigable, como Hemingway, Onetti, Voltaire, Montaigne, García Márquez o Camus. O en Elogio de la lambada nos describe su entusiasmo por la «recatafila de excelentes jóvenes y menos jóvenes escritores españoles» y lamenta que sean aún poco conocidos en América Latina.Unos textos tan personales como a menudo regocijantes, escritos, como Bryce Echenique afirma, a trancas y barrancas, pues «suelo dudar de todo lo que pienso y puedo quedar infinitamente agradecido a aquella persona que me pruebe cúan equivocado estaba acerca de cualquier cosa. En todo caso, detesto la discusión y pienso que la razón solemos tenerla entre todos y que la ironía, tal como un Cervantes o un Rabelais la introdujeron en la novela y en el mundo occidental, consiste precisamente en que la única certeza posible es la que afirma que la certeza absoluta no existe».