En la memoria de Mario Conde todavía brilla el recuerdo de su visita a Cojímar de la mano de su abuelo. Aquella tarde de 1960, en el pequeño pueblo de pescadores, el niño tuvo la ocasión de ver a Hemingway en persona y, movido por una extraña fascinación, se atrevió a saludarlo. Cuarenta años más tarde, abandonado su cargo de teniente investigador en la policía de La Habana y dedicado a vender libros de segunda mano, Mario Conde se ve empujado a regresar a Finca Vigía, la casa museo de Hemingway en las afueras de La Habana, para enfrentarse a un extraño caso: en el jardín de la propiedad han sido descubiertos los restos de un hombre que, según la autopsia, murió hace cuarenta años de dos tiros en el pecho. Junto al cadáver aparecerá también una placa del FBI.
Mientras Conde trata de desentrañar lo que sucedió allí la noche del 2 al 3 de octubre de 1958, la novela nos permite asistir a los últimos años del escritor norteamericano, a sus obsesiones, miedos y a su entorno habanero, desde donde refulgen algunos objetos inquietantes, como ese revólver del calibre 22 que el escritor guarda envuelto en una prenda íntima de Ava Gardner.
Con el mismo tono crepuscular y melancólico de La neblina del ayer, y la misma eficacia envolvente de sus novelas anteriores, Adiós, Hemingway es un ajuste de cuentas de Mario Conde con su vida y con sus ídolos literarios, pero también una punzante e inolvidable recreación del Hemingway ególatra y contradictorio, acorralado por sus recuerdos y remordimientos, en los días previos a su suicidio.
Leonardo Padura nació en
La Habana en 1955. Licenciado en Filología por la universidad de esta ciudad,
ha trabajado como guionista, periodista y crítico. Autor de ensayos y volúmenes
de cuentos, es conocido sobre todo por la serie de novelas «Las Cuatro Estaciones»
(Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras y Paisaje de
otoño); protagonizadas por el detective Mario Conde y traducidas
a numerosos idiomas, le han granjeado prestigiosos premios literarios en Cuba,
España, Francia, Alemania, República Dominicana y Austria, como el Café Gijón,
en 1995, el Premio Hammett a la mejor novela policiaca en 1997 y 1998 y el
Premio de la Islas, en 2000, en Francia. Vientos de cuaresma fue elegida en 2004 la mejor novela policiaca en
Austria y Máscaras señalada
por la crítica como la mejor historia policiaca traducida en Alemania. A esa
tetralogía vino a sumarse La neblina
del ayer (2005) y Adiós,
Hemingway, que tras ser publicada con éxito en Francia, Italia,
Brasil y Reino Unido, sacamos a la luz ahora para el público español.