Las cárceles dicen mucho de los lugares en los que vivimos. Quienes las padecen se transforman, a veces son doblegados, generalmente se ven arrastrados a una experiencia cuyas secuelas no les permiten permanecer inmutables. Pese a ello, en nuestras sociedades abundan el simplismo y el prejuicio sobre lo que en ellas acontece, sobre el papel que desempeñan o deberían desempeñar. Privilegio, castigo, derroche, aislamiento son los conceptos que suelen ser utilizados y que el punitivismo instrumentaliza, para referirnos a un modelo que, según el marco legal actual, pretende reinsertar y reeducar. Nada más lejos de la realidad. Desentrañar qué es y qué comporta su existencia es el reto que se ha propuesto uno de los políticos encarcelados e inhabilitados a raíz de los juicios del procés, Raül Romeva i Rueda. Su paso por diversas cárceles del Estado ha sido un motivo de peso para analizar nuestro modelo penitenciario, aprovechando y haciendo uso de su vivencia personal, mostrando una vida intramuros que en nada se parece a los relatos de ficción. Un ejercicio sincero y ameno para repensar las prisiones y todo lo
Raül Romeva i Rueda és doctor en Relacions Internacionals i llicenciat en Ciències Econòmiques. Ha treballat en recerca sobre pau, desarmament i rehabilitació postbèl·lica. Va viure de prop la guerra a Bòsnia, tema al qual ha dedicat diversos treballs, inclosa la tesi doctoral. Membre de la coalició Junts pel sí, el 2016 va ser nomenat conseller d'Afers i Relacions Institucionals i Exteriors i Transparència de la Generalitat de Catalunya.<br><br>En l'àmbit de l'escriptura, ha treballat l'assaig, la poesia i la novel·la. Pont de cendra és la seva tercera incursió en el món de la ficció, després de<i> Sayonara sushi </i>i <i>Retorn a Shambala</i>.<br><br>