En Alcancía. Ida, que comienza con un viaje transatlántico en el año 1940, se reúnen más de dos décadas de los diarios de Rosa Chacel. Este testimonio, de una lucidez abrumadora, deja un registro de la vida que la autora vallisoletana tuvo en Buenos Aires, Río de Janeiro, Nueva York y París, entre otros destinos a los que la llevaron el exilio y los avatares de la historia. Alcancía. Ida da cuenta del innegociable compromiso que Rosa Chacel (1898-1994) asumió con la literatura y con el pensamiento, a pesar de las dificultades económicas, familiares y personales que la aquejaron. Es también un documento de la época que le tocó vivir, al tiempo que un íntimo laboratorio de escritura: aquel en el que se pergeñaron algunas de las piezas más importantes de su obra y de la literatura española del siglo XX.
Rosa Chacel nació en Valladolid
en 1899 y se trasladó con su familia a Madrid en 1908. Estudió en la Escuela de
Artes y oficios y en la Escuela de San Fernando. Después de su matrimonio, en
1922, con Timoteo Pérez Rubio, viajó por Europa hasta su regreso en 1927 a Madrid,
donde empezó a colaborar regularmente en Revista
de Occidente y escribió su primera novela, Estación. Ida y vuelta (1930). La guerra interrumpió la publicación
de sus obras y la forzó al exilio : en 1937 se trasladó a París y luego a
Atenas y Ginebra antes de instalarse, a partir de 1940, en Río de Janeiro,
donde residió, con viajes esporádicos a Buenos Aires y nueva York, hasta 1972. Becada
por la Fundación March, volvió entonces a Madrid, donde fijó hasta hoy su
residencia. Es autora de nueve novelas,
entre las que destacamos Teresa (1941),
Memorias de Leticia Valle (1945), La sinrazón (1960), Barrio de maravillas (1976) y Ciencias naturales (1988), tres libros de cuentos, tres libros de
ensayo, dos libros de artículos reunidos, un libro de memorias, una biografía
de su marido y un diario. En 1988 obtuvo el Premio Nacional de las Letras Españolas por el conjunto de su obra.