Éstas son las memorias definitivas de Alfonso Guerra, un socialista sin fisuras que se expresa con plena libertad. El texto incorpora su salida del Gobierno, en 1991, y el enfrentamiento entre él y su viejo amigo Felipe González, que en 1992 le envió una carta de dimisión de la presidencia del Gobierno. Guerra recuerda el fichaje del juez Garzón: «Un gran golpe electoral», le dijo Felipe, que «nos estallará en nuestra propia cara», fue su réplica. Nada escapa al autor: Filesa, los GAL, las pugnas en el PSOE, las relaciones con los medios, con revelaciones como el nombre del ministro que filtraba los consejos de ministros a Jesús de Polanco, el ofrecimiento de Álvarez-Cascos de un cargo institucional para el autor, el curioso nombramiento de José Luis Rodríguez Zapatero y, ya como presidente del Gobierno, su errónea gestión de la crisis o la estrategia de reabrir los Estatutos de Autonomía. Guerra no rehúye el relato más personal y conmueve al recrear cómo la muerte se le mostró cercana, o al contar su última conversación con la ex alto cargo de Adolfo Suárez Carmen Díez de Rivera en vísperas de su fallecimiento, o el error de no haber creído a Suárez del cual conoceremos una hasta ahora inédita conversación con Tejero el 23-F cuando el expresidente le anunció su enfermedad. Memorias definitivas de la voz más libre del socialismo español
Eduardo G. Rico, asturiano de Trevías con estudios de Letras en Madrid, ejerció el periodismo desde muy joven en la prensa y en la radio. Fue secretario general de Triunfo, director de Guadiana, redactor jefe de Índice y de Lui, jefe de la sección de cultura, crítico teatral y corresponsal en París del diario madrileño Pueblo. Ha sido autor de varios libros de ensayo de carácter político o literario, como La caída del fascismo portugués, Literatura y política