Conocerse a sí mismo es una necesidad y un deber a los que nadie puede sustraerse. Toda persona necesita saber quién es, no puede vivir sino descubre qué sentido tiene su existencia: está en juego sufelicidad si no reconoce su propia dignidad. Por esto estamoscontinuamente a la búsqueda de nuestro yo, una búsqueda a vecesinconsciente, a menudo fatigosa y aparentemente contradictoria; entodo caso, nunca acabada. La persona se busca primero a sí misma y sitiene el valor de descubrir su propia identidad, experimentainmediatamente la necesidad de llevar aún más lejos su búsqueda, hacia ese Ser que es la fuente de su misma identidad. Ha sido él quien hapuesto en el corazón humano ese anhelo y esa constancia. Si el hombrebusca a su Dios en serio, no hay duda de que lo hallará, pues Diosmismo le saldrá al encuentro.
Amedeo Cencini nace en Senigallia (Italia) el año 1948. Sacerdote canosiano. Pedagogo, doctor en psicología y psicoterapeuta. Profesor de pastoral vocacional y de metodología de la dirección espiritual en la Universidad Salesiana de Roma, y de formación para la madurez afectiva en el curso de formadores de la Universidad Gregoriana (Roma). Desde 1995 es consultor de la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica. Entre sus obras traducidas al castellano se pueden citar: «Vocaciones: de la nostalgia a la profecía», 1991; «El presbítero en la Iglesia hoy», 1994; «Vida consagrada: itinerario formativo», 1994; «Por amor, con amor, en el amor», 1996; «Vida en comunidad: reto y maravilla», 1997; «La vida fraterna, comunión de santos y pecadores», 1999; «Los sentimientos del Hijo», 2000; y «¿Ha cambiado algo en la Iglesia después de los escándalos sexuales?», 2016.