Heather Strand, hermosa e impulsiva, tenía grandes planes para sacar adelante el centro turístico de su familia en Tucson. Uno en particular no era precisamente de lo más ortodoxo: quería contraer un matrimonio de conveniencia con el diabólicamente guapo Jake Cavender, la mano derecha de su padre. Un contrato prematrimonial redactado hasta el más mínimo detalle... o eso creía Heather. Pero no contemplaba la pasión que ella sintió cuando la boca cálida y aterciopelada de Jake se posó sobre la suya...
Su luna de miel iba a ser eterna, o por lo menos eso pensaba Amber. Por lo que parecía, tal como se iban desarrollando los acontecimientos, Gray y ella nunca llegarían a consumar el matrimonio. Amber sabía lo que hacía cuando se casó con Gray. Comprensivo y amable, era todo lo que buscaba en un marido. Sensual y atractivo, era todo lo que deseaba en un amante. ¿Por qué tenían que esperar, si era obvio que se deseaban?