Pepa Ordovás, muere al ser empujada por una joven contra la cristalera de la oficina donde trabaja. La chica huye y tira a un contenedor un sombrero y un anorak: las únicas pistas con las que podrá trabajar Julián Tresser, teniente de la Policía Judicial de la Guardia Civil. Este caso irrumpe justo cuando aparece una pista sobre el paradero de Luba, una niña que había desaparecido dos años antes y con la que Tresser cree tener lazos de sangre. Junto a la subinspectora Teresa, descubre que Luba ha logrado escapar de una mansión en Madrid, dedicada a la prostitución y al juego.