Este libro reúne textos de Antonio Fernández Molina ya publicados en volúmenes con títulos de tanta sonoridad como Platos de amargo alpiste o Sonetos crudos. Éste se llama Aroma de Galletas porque en una de las ilustraciones aparece una cucaracha gigante a doble página sobre la que cabalga una niña y había que poner un nombre bonito en la tapa para que las abuelitas no se espanten y puedan regalar el libro a sus nietos. Por lo demás, hay verso libre e incluso libérrimo, sonetos con aires de otros tiempos y cuentos muy breves, de sólo unas pocas líneas, que hablan del mundo maravilloso que está escondido detrás de lo feo y ordinario, de ese elefante que nos espera al otro lado de la puerta lo vemos a través de la mirilla y que no nos permite salir de casa. Antonio Fernández Molina, escritor y pintor de abundante obra, mal conocida, no había publicado hasta la fecha nada en colecciones infantiles, pero sus seis hijas y sus nietos y nietas han leido todo lo suyo y se han criado con salud y buen humor. ¿Qué más se puede decir? Isol, la ilustradora de estos cuentos y poemas, vive en Buenos Aires, ciudad rica en aromas donde se da cita, todo revuelto, lo vulgar y lo más raro. Los dibujos de Isol parecen escapados de esas cajas de galletas antiguas donde a lo largo del tiempo uno ha ido guardando sus tesoros: cromos, piedras preciosas, alambres y tornillos y otros amuletos. El mundo es una habitación, esta avenida es una alcoba. Su música de acordeón acompasamos con la escoba. Tenemos sólo un pijama leemos un libro gastado, nos revolcamos en la cama y escarbamos en lo soñado. Somos reyes, somos mendigos con proyectos peliculeros y por encima de los trigos nos alza el viento los sombreros (A. Fernández Molina)