ROMANOV,JESUS / SANCHEZ, JOSE IGNACIO / BEJARANO, ANTONIO
Son las manos del vestidor las que culminan el trabajo que comenzó el imaginero con una gubia en su taller. El arte de vestir a las imágenes de la Virgen María (Imago Mariae), ha ido trasladándose desde el anonimato y hasta casi lo accesorio, a una parcela que actualmente tiene gran importancia, puesto que se ha puesto de relieve la necesidad que existe de una correcta estética en las hermandades, que mueva a la piedad de los fieles y que por la misma, se exalte la figura mariana. De ello, siempre se han encargado los vestidores, hombres en su mayoría, de los que ya tenemos constancia en el siglo XVI, auténticos artistas de lo efímero, creadores de estilos para cada Virgen, que han sabido suplir con su trabajo en una obra de candelero lo que hace el escultor y el policromador con las de talla completa. El interés por este tema va mucho más allá que la mera contemplación de los diversos atavíos con el que durante el año lucen las vírgenes, sino que hay una auténtica demanda por conocer su historia, su lenguaje iconográfico e iconológico y por saber qué mensajes se esconden tras los mantos terciados o suelto