Demetrio Rota, recogedor de basura de un barrio de Buenos Aires, se dedica a dormir por las tardes y a montar puzzles por las noches antes de marcharse al trabajo. Su vida cotidiana exceptuando alguna peripecia sexual es mediocre hasta la desesperación y se mantiene en equilibrio por puro agotamiento. Sin embargo, a través de los puzzles que arma pacientemente en un pequeño apartamento junto al cementerio de la Chacarita, Demetrio revisa y encaja su propia memoria, a la que irá asomándose el lector a medida que reconstruya a su vez los fragmentos de la novela. Al llegar al final del recorrido por su historia, el presente parece devorar a Demetrio hasta dejarle sólo el vacío de sí mismo y de la miseria diaria, a la que la ciudad asiste con la impasibilidad de una bestia indolente; miseria que, en última instancia, es compartida por la mayoría de sus habitantes. Parábola de la memoria y del deterioro, "Bariloche" plantea la confusión entre los recuerdos asombrados de la adolescencia y una conciencia escéptica, entre la idealización imposible de la naturaleza o del primer amor y la asfixia moral y física de las grandes ciudades, entre el desarraigo y el retorno al origen, con un lenguaje fascinado tanto por el lirismo como por la podredumbre. El contradictorio personaje de Demetrio Rota, que pese a su oficio responde a las características de la clase media, acaso encarne a esa inmensa mayoría de ciudadanos anónimos que siente cómo su vida, sin haberlo decidido y sin intentar impedirlo, pertenece a una mecánica reproductiva y excretora cada vez más degradante. Del mismo modo, el Buenos Aires evocado en la novela es una ciudad concreta pero, a la vez, un espacio urbano cualquiera, identificable con muchos otros del mundo occidental capitalista. El autor (nacido en Buenos Aires y formado literariamente en España) ha recreado la ficción de su ciudad natal a partir de su presente cultural y lingüístico. A causa de sus dos dialectos, el libro puede leerse como un ejercicio de mirada doble: la novela de un narrador español acerca de cierto ámbito social y cultural argentino, o una novela argentina narrada, entre otras, por una voz española. Ambas lecturas, al fin y al cabo, harán encajar el puzzle de "Bariloche", una obra de sorprendente madurez de un joven escritor al que se puede vaticinar un espléndido futuro.
Andrés Neuman nació en 1977 en Buenos Aires, donde pasó su infancia. Hijo de músicos emigrados, terminó de crecer en Granada, en cuya universidad estudió y fue profesor de literatura hispanoamericana. Ganó el Premio Alfaguara 2009 con su novela El viajero del siglo, votada entre las 5 mejores del año en lengua española por los críticos de El País y El Mundo. Próximamente será publicada en Gran Bretaña, Francia, Italia, Brasil, Holanda y Portugal. Es además autor de las novelas Bariloche, La vida en las ventanas y Una vez Argentina