Un doble reto de aportación y aprendizaje se plantea desde la bioética a la religión y viceversa. La tensión entre ciencias y religiones se acentúa cuando las dos se convierten en ideologías, por lo que la filosofía, crítica frente a ambas, puede y debe mediar en la discusión hoy más que nunca. Las controversias de bioética se bloquean por la presión de intereses políticos y prejuicios religiosos. Hay que recuperar desde la filosofía la capacidad dialogante de una bioética construida como conversación a un doble nivel: los debates interdisciplinares académicos y el diálogo cívico en el seno de una sociedad plural y democrática.