Es Octubre del año 1492 y amanece sobre el Viejo Puerto de Marsella. El Cástor , un armazón muy poco marinero que proviene de Cartagena, hace su entrada por la bocana y al poco sus marineros se desparraman por las tabernas. Entre ellos pasa inadvertido Nicolás, el grumete. Nicolás es enclenque y pecoso, de ojos oscuros y graves, de cara delgada e inocente. Rabiosamente pelirrojo, aparenta unos quince años. Este es el inicio de la historia. En una taberna Nicolás conoce a Connie, la mujer más fascinante de la época, y el mundo, el mundo pequeño de los dos, cambia. Nicolás halla en sí emociones que creia apagadas desde hacía una cantidad estelar de tiempo. Connie, por su parte y sin saberlo, se ve convertida en una aberración, en una muñeca que no envejece y cuyo sexo se cierra en el transcurso de la mañana. La lucha entre ambos sera titánica.