"Dos partes, diferenciadas, pero a la vez plenamente sintonía, determinan este libro [...] En ambas partes tiembla una naturaleza que es de continuo "fuente" que no cesa de manar y de proporcionarle al autor conocimiento y paz.
Un conocimiento que, a su vez, depende de esa mirada de piedad, de aceptación, que se complementa con la compañía ideal de los libros que lee, de los maestros del pasado que le acompañan en su propia, personalísima iluminación.
Hay en este libro un sedimento vital que es el que fertiliza cada parte de la obra, pero hay también en él una actitud moral en el sentido que le da el diccionario en la segunda de sus acepciones: algo que atañe a la conciencia del ser"
ANTONIO COLINAS