En 1738 las naciones de Europa se alzan en su escalada de absolutismo y frivolidad. La muerte de Luis XIV ha abierto un vacío que poco a poco llenarán las criaturas ambiguas del rococó. Ha llegado el momento de máximo esplendor de emperatrices y reyes galantes: Catalina, María Teresa, Federico el Grande, Luis el Bienamado... Y sobre los más altos poderes se cierne un canto sublime e inquietante: el de los castrati. Canto castrato nos conduce, desde Nápoles hasta San Petersburgo pasando por Viena, tras los pasos de un divo de la ópera dieciochesca, el Micchino. Es un viaje artístico en el que asistimos al triunfo de la ópera italiana en las cortes nórdicas. Pero también es un recorrido por el clima político de la época y, sobre todo, una travesía amorosa: el Micchino repite los pasos de Orfeo para rescatar a la pequeña Amanda del infierno de un matrimonio desdichado. Que al fin lo logre no es el menor de los milagros de esta novela seductora y apasionada.