«Érase una vez un muchacho llamado Bongo, que trabajaba en una herrería. Bongo se levantaba todas las mañanas a las cinco, cuando el cielo estaba aún negro y titilaban las últimas estrellas. Bongo bajaba entonces a la herrería, prendía el fuego y ya no descansaba hasta la hora de comer.»Así, uno tras otro, pasaban los días en la vida del chico, alegrados sólo por el cariño del Herrero y por las historias que le contaba, hasta que un día la guerra llegó al pueblo y destruyó lo poco que tenía. Bongo se quedó tan solo que no podía dejar de llorar. Pero entonces, en medio de las ruinas, apareció un misterioso arlequín con una armónica muy especial, que iba a guiarle en un largo viaje hasta la tierra de la paz.
Ana María Matute (Barcelona, 1925) ha cosechado los premios literarios más prestigiosos por su obra, entre la que figuran las novelas Los Abel (finalista del premio Nadal 1947), Fiesta al Noroeste (Premio Café Gijón 1952), Pequeño teatro (Premio Planeta 1954), Los hijos muertos (Premio de la Crítica 1958 y Premio Nacional de Literatura 1959), Primera memoria (Premio Nadal 1959), Los soldados lloran de noche (Premio Fastenrath de la Real Academia Española 1962), La torre vigía (1971), Olvidado Rey Gudú (1996), Aranmanoth (2000) y Paraíso inhabitado (2008). También es autora de varios libros de cuentos reunidos recientemente en el volumen La puerta de la luna (Destino, 2010). Es miembro de la Real Academia Española y de la Hispanic Society of America. En 2007 fue galardonada con el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra.