«Esa gran dama, esa robusta y fecunda escritora de cartas que, en nuestra época, habría sido sin duda una novelista y una de las más grandes, ocupa más lugar en la conciencia viva de los lectores de hoy que cualquier otro personaje de su remota época.» Virginia Woolf Madame de Sévigné, famosa escritora francesa, que en vida no fue famosa ni se consideró escritora, ha dejado miles de cartas que han sido leídas y celebradas por miles y miles de lectores, generación tras generación. Esta edición se centra en la correspondencia que mantuvo con su hija, por quien sentía un amor que ella misma reconocía como extraordinario. Mezclados con las noticias de la corte, en estas cartas se encuentran todos los tópicos de la lírica amorosa: el dolor provocado por la ausencia. la obsesión, que nos hace ver el vestigio del ser amado en cualquier lugar o cosa. el apego a ese amor, que confiere a la vida una intensidad que los menos apasionados desconocen. la celebración de la belleza del objeto de amor, o los celos y las sospechas. FrançoiseMarguerite, la hija de Madame de Sévigné, es un ser en fuga constante, la amada que huye de un sentimiento tan absorbente que puede aniquilarla, porque su madre, que la adora y se siente incapaz de llegar a conocerla, vive obsesionada por la posibilidad de no ser correspondida. La marquesa morirá reconciliada con su hija, convencida del amor que ésta le profesa e inmensamente feliz. Desde la reconciliación hasta su muerte mediaron veinticinco años, miles de cartas y uno de los itinerarios espirituales y literarios más intensos y únicos que nos ha dejado la historia. Marie de RabutinChantal (París, 1626), huérfana de padre y madre a los siete años, recibió una esmerada educación en casa de unos tíos y se casó, en 1644, con el barón de Sévigné. Dos años más tarde, nació su adorada hija, FrançoiseMarguerite. En 1651, el barón de Sévigné moría en un duelo por causa de una amante. Viuda joven, mujer brillante en el arte de la conversación y la vida cortesana, Madame de Sévigné vivió feliz hasta que se vio obligada a separarse de su hija. FrançoiseMarguerite, la joven «más bella de Francia», se casa con el conde de Grignan y, madre de una hija, se marcha a la Provenza a vivir con su marido. Es entonces cuando se inicia la correspondencia que formará una obra poco corriente, tanto por su extensión como por su contenido ingenioso y apasionado. En estas cartas, Madame de Sévigné refleja todos los detalles de la vida en la corte de Luís XIV y se revela como una mujer de gran agudeza y poder de observación.
Marie de Rabutin-Chantal (París, 1626), huérfana de padre y madre a los siete años, recibió una esmerada educación en casa de unos tíos y se casó, en 1644, con el barón de Sévigné. Dos años más tarde, nació su adorada hija, Françoise-Marguerite. En 1651, el barón de Sévigné moría en un duelo por causa de una amante. Viuda joven, mujer brillante en el arte de la conversación y la vida cortesana, Madame de Sévigné vivió feliz hasta que se vio obligada a separarse de su hija.Françoise Marguerite, la joven «más bella de Francia», se casa con el conde de Grignan y, madre de una hija, se marcha a la Provenza a vivir con su marido. Es entonces cuando se inicia la correspondencia que formará una obra poco corriente, tanto por su extensión como por su contenido ingenioso y apasionado. En estas cartas, Madame de Sévigné refleja todos los detalles de la vida en la corte de Luís XIV y se revela como una mujer de gran agudeza y poder de observación.