Catalina del demonio es una obra transgresora, en la que Nieva juega con el sainete y la comedia de costumbres: aparece el típico estudiantón veterano, la frescura y la gracia canalla de los jóvenes estudiantes, la presencia de Catalina, amante tan ingenua como canalla. el envaramiento distante de la aristocrática Dolores. El contrapunto lo pone Gorro, el amado, el silencioso, el que a todos seduce con su propio misterio. Nieva distorsiona con maestría la atmósfera de obras como E1 árbol de la ciencia de Pío Baroja, o El hermano Juan de Unamuno. De la primera toma el ambiente estudiantil de la Facultad de Medicina de la calle de Atocha de Madrid. de la segunda, el personaje del hermano Juan. La convergencia de todos estos hechos lleva a Nieva a calificar su obra como un pastiche, aunque en realidad es un burdel. el burdel de . a vida en que nos solazamos hoy con las mismas trapacerías e ingenuidades que hace un siglo, porque siguen vivos el expresionismo de Gutiérrez Solana, el costumbrismo distorsionado de Arniches, el Madrid de Galdos. Madrid es hoy un decorado de Galdós y sólo Nieva y unos pocos más han sabido darse cuenta. Los protagonistas, como es norma en Nieva, disfrutan perdiéndose por amor. Así hasta la muerte.
FRANCISCO NIEVA nació en Valdepeñas (Ciudad Real) el 29 de diciembre de 1927. En 1942 se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Madrid para estudiar pintura y en 1945 entró en contacto con el postismo, primer movimiento de vanguardia de la posguerra española. Entre 1948 y 1963 residió en París, donde recibió el premio Polignac por el conjunto de su obra artística. Tras residir un año en Venecia regresó a Madrid en 1964, y, salvo largas estancias en Berlín y Roma, ha permanecido afincado en esta ciudad. Su creación, centrada inicialmente en la pintura, se orientó también luego hacia la escenografía y dirección teatral y operística y la decoración cinematográfica. Su producción teatral le ha valido el Premio Nacional de Teatro en dos ocasiones (1980 y 1992) y se halla hoy reunida en los dos volúmenes de su Teatro completo (1991). Ha tenido además una relevante actividad como ensayista y articulista, reconocida con el premio Mariano de Cavia. En 1986, la Real Academia Española eligió a Nieva para la plaza de número vacante por el fallecimiento de Antonio Tovar, de la que tomó posesión en 1990. El conjunto de la obra literaria de Nieva obtuvo en 1992 el premio Príncipe de Asturias de las Letras. Su primera novela, El viaje a Pantaélica (Seix Barral, 1994), alcanzó extraordinaria resonancia, superada incluso a raíz de la aparición de la segunda, Granada de las mil noches (Seix Barral, 1994).