Tal vez no haya forma de viaje más ancestral que la huida, tal vez no haya huida más justificada que el viaje. En este libro, publicado originalmente en 1921 y magistralmente traducido ahora por primera vez al español, D.H. Lawrence relata el viaje de apenas nueve días que realizó con Frieda, su mujer, a Cerdeña, un paraje ajeno, por su condición de isla, a la convulsión que reinaba en la Europa de entreguerras. Buscando huir de Taormina y del Etna, «esa bruja perversa», en Cerdeña encontrará una mirada rural, pura, que reivindica para sí la dignidad que el continente ha arrojado por la borda. Cerdeña es a la vez el Infierno y el Paraíso, el lugar donde los almendros florecen esplendorosos... cerca de unas letrinas, y donde los trenes se desplazan ay a velocidad de tartana, un paraje no ya en donde tiempo e historia se han detenido, sino un lugar ajeno por completo a la cronología de los acontecimientos más allá de sus fronteras, más allá del mar que lo envuelve y lo encierra. Con una prosa brillante, veloz, que seduce lo mismo por el ritmo con que fue escrita que por la franqueza de sus observaciones, Lawrence logra el propósito de todo libro de viajes: pintar el alma de las gentes, retratar el espíritu de los pueblos y, sobre todo, dejar fiel constancia de cómo el viaje lo cambia a uno y lo enfrenta con su propia esencia, arrojando así nueva luz sobre el lugar de partida (y no sólo sobre el destino).
(Eastwood, Nottinghamshire, 1885 ? Vence, 1930), novelista, poeta, dramaturgo y crítico literario inglés, uno de los mejores escritores de cuentos del siglo XX. Su padre era minero y su madre maestra. En 1914 se casó con Frieda Weekley. Después de la Primera Guerra mundial, ambos viajaron a Australia, Italia, Sri Lanka, Estados Unidos, México y Francia. En 1928 se publicó su novela más conocida, El amante de lady Chatterley, que fue prohibida por obscenidad hasta 1960.