Este «bosquejo biográfico» de Cervantes se aleja de la biografía al uso por el camino de la celebración. Celebración de la fantasía y la avidez de lectura y escritura de Cervantes y celebración de algunas de sus criaturas: Cardenio y Altisidora, a quienes Jarnés había subrogado como personajes propios en varias de sus obras. El primer homenaje es el de la «España profunda que conserva fresca y vivaz su fe en los hombres que realizan su historia externa». el segundo, el de la fe en quienes, como don Quijote, «extraídos de la más honda intimidad del pueblo, son lanzados al mundo de la alta realidad, como arquetipos». La infancia y mocedad de Cervantes, recreadas empáticamente, se llevan la parte del león, aunque las páginas más sabrosas de esta obrilla se las reservan Cardenio, el solitario asilvestrado, y la desenvuelta Altisidora, convertida en un Cervantes femenino que, entre burlas, acaba enamorándose de la dignidad del loco don Quijote.
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