Clint Eastwood representa, a la vez, el Hollywood clásico y una presencia como director totalmente moderna, sin concesiones ni prejuicios. Ninguna figura de la industria opera con tanta libertad al margen de las restricciones de la presión comercial. Y, sin embargo (o tal vez por eso mismo), consigue crear un éxito tras otro.
Separar al actor del director es casi imposible. Están intimamente relacionados, se polinizan mutuamente, pero en la segunda mitad de su carrera ha llegado a ser considerado uno de los artistas más grandes del cine de todos los tiempos. Aunque este libro nos conecta con su trabajo como actor y con los que han influido en él, también celebra su identidad como uno de los mejores directores del medio.
No es una retrospectiva, es una panorámica.
Ian Nathan ha sido guionista, productor, presentador y editor durante más de veinte años. Tiene la suerte de recorrer el mundo entrevistando a los buenos y a los mejores: ha visto trabajar a Steven Spielberg, ha compartido un helado con Peter Jackson y un montón de orcos, ha invitado a desayunar a Sigourney Weaver y ha podido abrazar a Oliver Stone y a Kate Winslet.