La cocina sanluqueña, como parte integrante de la cocina bajoandaluza, que es, al parecer de los entendidos, una de las cocinas populares más interesantes de Europa, aún sigue adoleciendo, aunque, por fortuna, cada vez en menor grado, de un desconocimiento muy generalizado. Para colmo de males, aquellos que se autoproclaman como "iniciados" en la difícil sabiduría gastronómica han llegado a simplificar su riquísima variedad -casi como norma y con petulante descaro-, para concretar su definición en elementos que, aunque importantes, están muy lejos de ser determinantes por sí mismos: el "langostino" y el "pescaíto frito", denominación cursi y extendida que se aplica a los excelentes "fritos sanluqueños". El sorprendente cambio experimentado por la gastronomía andaluza en los últimos tiempos empieza a alcanzar también en Sanlúcar de Barrameda una importancia que concuerda con el reciente concepto de "alimentación culta" que, cada día, seduce a sectores más dilatados de la población. Lógicamente, la despensa sanluqueña, deliciosamente abastecida por los magníficos productos de su campo y de su mar, ha sido
José Carlos García Rodríguez ha alternado su actividad como periodista y escritor con su profesión de enólogo. Iniciado en la literatura de viajes, gastronómica y enológica, tiene editados una treintena de títulos dedicados a estos temas que son también objeto de sus colaboraciones en numerosos medios escritos de España e Iberoamérica.Es igualmente autor de biografías (Francisco Pachecho, pintor, poeta y tratadista de arte, Turina y Sanlúcar de Barrameda y Pedro Badanelli, la sotana española de Perón), así como de ensayos de corte histórico, entre ellos, El caso Strauss, el escándalo que precipitó el final de la II República, primera monografía editada en España sobre el famoso affaire de la ruleta Straperlo, y ¿Arde Barcelona? La Semana Trágica, la Prensa y la caída de Maura.