Miquel Molina (Barcelona, 1963) vive inmerso en la rabiosa actualidad desde hace treinta años, cuando se estrenó como periodista en una redacción. Actualmente es director adjunto de La Vanguardia, adonde llegó en 1995 tras trabajar en Segre, El Periódico de Aragón y El Periódico de Catalunya. Como reportero ha cubierto catástrofes como los huracanes George y Katrina, pero su pasión es la aventura. Fruto de ella es su libro El Everest a la hora punta, que agrupa una serie de reportajes publicados desde el campo base de la montaña. Se estrenó como novelista con Una flor del mal (Destino, 2014). Tiene dos hijos.