En 1972, una bomba del IRA vuela el coche de un anciano industrial fabricante de armas. El muerto es Robert Beech, superviviente de la Primera Guerra Mundial y padre de Harry Beech, un célebre reportero gráfico y testigo de algunos de los mayores horrores de la historia contemporánea. Harry comenzó su carrera fotografiando desde el aire las ciudades alemanas bombardeadas hacia el final de la Segunda Guerra Mundial y después ha recorrido el mundo y hecho fotografías en el Congo, en el Sinaí y en Vietnam, donde obtuvo algunas de sus imágenes más famosas. Pero cuando Harry ve a su padre destrozado a la puerta de su propia casa y en un gesto automático busca su cámara fotográfica, comienza a darse cuenta de en qué se ha convertido. Puede que él no sea ese «historiador objetivo» que siempre imaginó y que la cámara no sea más que el sustituto de las armas que otros disparan, de esas armas que producen las fábricas de su padre. Diez años después, cuando ha abandonado su carrera como fotógrafo de horrores y se ha consagrado a la fotografía aérea, en vísperas de su matrimonio con una mujer mucho menor que él y cuando Gran Bretaña comienza la guerra de las Malvinas, Harry hace balance de su vida y retrocede hasta su infancia, marcada muy tempranamente por la tragedia. Y al otro lado del Atlántico, en los Estados Unidos, su hija Sophie, a quien no ve desde hace años, cuenta su versión de la historia familiar a un psicoanalista, la versión de la tercera generación, que debe juzgar a sus antecesores para reconciliarse y enfrentarse a sus propios pecados, a sus propias culpas.
? Ediciones B ya ha publicado de él Una americana consentida.
? Ha obtenido premios tan prestigiosos como el O. Henry, el Best American Short Story, el John Dos Passos y el de la American Academy of Art and Sciences.
? Es presidente del Parlamento Internacional de Escritores, cargo que anteriormente habían desempeñado Salman Rushdie y Wole Soyinka.
? Ha sido finalista del Premio Pulitzer en 1986 y en 1998.