NOVOA, TERESA / KESELMAN PORTER, GABRIELA
Había veinte veces un conejo pequeño. O, mejor dicho, había una vez veinte conejos pequeños. Todos grises, con orejas largas y cara de conejos así comienza esta tierna y divertida historia que tiene por protagonistas a una numerosa familia de conejos. La historia se sitúa en el pueblo Villaconejos. Una sorpresiva carta desencadena toda la acción y sorprende a la familia entera. ¡Los padres Conejo participarán en el Concurso de la Zanahoria Rallada! Ambos sienten mucha alegría y emoción pero ¿Quién cuidará de sus niños durante los tres días en que ellos se encontrarán ausentes? Es allí donde aparece la abuela Coneja, para hacerse cargo de ellos. ¿Qué problemas puede traer una abuela despistada? Inteligente, travieso, juguetón, soñadora, desordenado, mimoso, independiente, buenazo, miedoso, son algunas de las etiquetas que la abuela colocará a sus nietos a fin de identificarlos. A través de todo el relato, la abuela podrá comprobar lo difícil que es reconocer a sus nietos según las características que tiene de ellos. Acompañan al relato escrito coloridas ilustraciones para que los pequeños puedan deleitarse con ellas. Un texto que nos lleva a reflexionar sobre lo desaconsejable que resulta caracterizar a las personas a través de distintos adjetivos y re pensar sobre la importancia de encontrar alternativas que ayuden a conocer en profundidad a las personas sin necesidad de etiquetarlas. Recomendado para primeros lectores.