Pero sobrevenida la Segunda República, y cuando la niña, como la llamaban los republicanos que se llamaban a si mismos republicanos históricos, los viejos republicanos del siglo XIX, que habían ido muriendo en la espera del nacimiento de la niña; cuando ésta aún no tenía dos años bien cabales, los grandes intelectuales que habían convocado a agrupación para servirla, y otros tan grandes como ellos, estaban ya decepcionados de ella, por el perfil agrio y triste que, según ellos, iba tomando. Aun concediéndoles que para estar ya decepcionados de ella tuviesen más razón que la de ir tomando aquel perfil simplemente por no ser el que ellos le habían diseñado; aun concediéndoles que la República fuese decepcionando crecientemente razonables expectativas, me pareció, y sigue pareciéndome, aquella decepción terriblemente prematura, de una ligereza, de una impaciencia histórica incomprensible, por no decir imperdonable, en varones tan sabidores de la historia, de tanta autoridad y responsabilidad nacional, tan graves personalmente: una paciencia secular con la monarquía y una impaciencia de dos años con la República: qué injusticia con ésta; y para juzgar y condenar a un régimen, qué son dos años de historia. (José Gaos, Confesiones profesionales)
Las Confesiones profesiones constituyen, probablemente, uno de los escritos más representativos del filósofo hispano-mexicano José Gaos (1900-1969). Publicadas por primera vez en 1958, tras una larga gestación previa y en la madurez de su exilio o «transtierro», empleando su propio neologismo, no sólo son un ejemplo más de la amplia literatura autobiográfica que puede encontrarse en la obra exiliada del 39, sino también una expresión y justificación de su particular concepción de la filosofía. Contienen así, en primer lugar, ricos testimonios sobre la España de su tiempo, especialmente sobre aspectos de la educación, la cultura y la vida intelectual de los años veinte y treinta; de la Escuela de Madrid en la que se formó junto a Zubiri, García Morente y, sobre todo, Ortega; del proyecto republicano y su compromiso con el mismo, o de su vida universitaria en el México que lo acogió. Pero, en segundo lugar, también reflejan la inquietud característica del pensamiento moderno, desde sus orígenes hasta su crisis actual, de explorar las posibilidades, tanto teóricas como prácticas, tanto epistemológicas como morales, de la subjetividad. Por eso mismo, las Confesiones profesionales también son un ensayo o una práctica filosófica, en la que Gaos radicaliza las tesis de su maestro Ortega sobre la razón vital, llevándolas al ámbito de la expresión autobiográfica y de la experiencia casi incomunicable, tal y como él mismo expone en algunos de sus pasajes.
José Gaos y González-Pola (Gijón, España, 26 de diciembre de 1900 ? México, D. F., 10 de junio de 1969) fue un filósofo español, exiliado en México después de la Guerra Civil Española, obteniendo la nacionalidad mexicana en 1941. Se licenció en Filosofía por la Universidad de Madrid en 1923. Tuvo influencias de los filósofos alemanes Edmund Husserl, Martin Heidegger y Nicolai Hartmann (no se debe confundir con Eduard von Hartmann), y fue discípulo de los filósofos españoles José Ortega y Gasset, Manuel García Morente y Xavier Zubiri.