Desde la correspondencia con escritores como Pasternak y Rilke o las misivas de desesperación que le enviaba a su marido Serguéi, hasta los extractos más intensos de sus cuadernos, el contenido de esta autobiografía a título póstumo entreteje la creación con la cotidianidad, los idilios cerebrales -que la poeta tanto necesitaba- con la lealtad a su marido, o la maternidad, las reflexiones sobre la vida y la vida misma... estos escritos, de impresionante calidad literaria, no sólo confirman el retrato íntimo de ®la mejor poeta del siglo XX¯, en palabras de Brodsky, sino también de la época que condujo su vida hasta un desenlace fatal.
Marina Tsvietáieva (Moscú, 1892 ? Yelábuga, Tartaristán, 1941) fue una poeta precoz, inclasificable, un espíritu libre que se negó a constreñir su arte a definición alguna. Vivió en Rusia hasta 1922, año en que se exilió, primero en Bohemia y luego en Francia. En 1939 volvió a la Unión Soviética, donde dos años más tarde, condenada al ostracismo, puso fin a su vida.