Wharton, además de una novelista absolutamente actual, cuyos libros se reeditan continuamente, fue durante toda su carrera una activa divulgadora de la lectura y la escritura, de la gran literatura en todas sus formas. En sus ensayos y artículos Wharton se ocupó de la obra de contemporáneos como Henry James y de clásicos como Proust o Eliot, trazó perfiles biográficos de sus autores predilectos, reseñó los títulos que consideraba necesarios, analizó los vicios y virtudes de la crítica de libros y tendió puentes, en definitiva, entre la creación literaria y su recepción, es decir, unió en una misma la mirada del autor y la del lector.
Criticar ficción no es un libro para críticos literarios, sino para lectores preocupados por los mecanismos de la ficción y sus alrededores, dispuestos a conocer la visión de Edith Wharton tanto sobre la crítica como sobre la ficción, en sus sentidos más amplios. Un volumen en el que la gran escritora analiza las tendencias y los valores de la literatura, repasa la relación de la crítica con las obras o el concepto de "gran novela americana", rinde tributo a sus autores de cabecera, reflexionando, además, de manera espléndida sobre su propia obra.
Edith Wharton nació en Nueva York en 1862. Durante la década de 1890 escribió relatos para Scribner?s Magazine y, en 1902, publicó El valle de la decisión, aunque su reputación literaria se consolidó con La casa de la alegría (1905). En 1905 trasladó su residencia a Francia, donde escribió Ethan Frome (1911). Posteriormente, Wharton produjo un gran número de novelas, libros de viajes, relatos y poemas, entre los que cabe destacar Las costumbres del país (1913), La edad de la inocencia (1920, por la que recibió el Premio Pulitzer, siendo la primera mujer en obtener dicho galardón) o el ciclo de novelas agrupadas bajo el título Vieja Nueva York (1924). Wharton, discípula de Henry James y una de las más importantes narradoras de la literatura norte-americana, murió en Francia en 1937.