Ésta es una historia en la que se entremezclan diosas, vacas y primeros amores. Un cuento maravilloso y realista sobre un verano en una ciudad del norte y sobre el descubrimiento del sexo. Al estar su padre en prisión preventiva, el joven Ludi Rivero Pelayo goza la libertad de no tener ninguna autoridad encima, el verano es suyo. El padre no sólo está complicado en una acción política, que es lo que ha motivado su procesamiento, sino también en un lío de faldas. Y el hijo se deja atrapar en una telaraña parecida. A lo largo del verano, Ludi se iniciará en la vida adulta. Una mujer lánguida y hermosa le conduce por caminos inexplorados hacia un amor sin porvenir, pero gozoso. Y ese comienzo tiene tintes clásicos: su tío y tutor le impone asistir a clases de griego y en las faldas del monte Véspero, en cuya cima venusiana recibe las enseñanzas de un antiguo boxeador reciclado en fraile, Ludi traduce uno de los diálogos de Platón. Porque en la extrañeza del lenguaje está todo, la comunicación y el secreto.
Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, Cantabria, 1942) ingresó en 1962 en la Escuela de Cine de Madrid, a la vez que estudiaba Filosofía y Letras. Su primer largometraje fue Habla, mudita (1973), producido por Elías Querejeta y Premio de la Crítica en el Festival de Berlín. Entre sus películas más conocidas figuran Camada negra (1977), Oso de Plata al mejor director en el Festival de Berlín