GOGOL, NIKOLAI / NIKOLAI GOGOL
La presente antología incluye algunos de los relatos del libro «Veladas de Dikanka» (1831-1832) y de «Historias de San Petersburgo» o «Novelas breves peterburguesas», historias comprendidas entre 1835 y 1842.
La influencia de Gógol fue decisiva en escritores como Yevgueni Zamiatin, Mijaíl Bulgákov, Andréi Siniavsky, hasta los más clásicos, como Antón Chéjov y León Tolstói, entre otros. Pero no hay que soslayar su influencia en la literatura francesa de fines del siglo XIX: relatos del corte de «Carta de un loco» o «El loco», de Guy de Maupassant, no podrían completar su significación de lectura sin el antecedente de escritura de «Diario de un loco», incluido en esta selección.
Gógol, trabajando diversas formas narrativas, como la novela, el relato y el cuento, cumple un papel fundamental en la consolidación de la prosa en la literatura de su país. El primero de estos «Cuentos de Rusia», «La feria de Sorochinetz», nos sirve como ejemplo, ya que muestra una trama que explora las tradiciones populares y folklóricas ucranianas basadas en el registro oral, así como las derivaciones del teatro de marionetas. Se trata del denominado «realismo grotesco» (que va al límite de la tensión en el uso de la desproporción y el desborde); una deslumbrante mixtura de componentes de las leyendas, las secuencias de actos de comedia, la canción y el proverbio popular como género, la amplitud de las impresiones y recuerdos de la infancia, las escenas de vida campesina y las costumbres pueblerinas encarnadas en supersticiones y creencias. Todo esto es lo que hace de Gógol un escritor único e imprescindible.
Nikolái Vasílievich Gógol (Sorochintsy, Ucrania, 1809-Moscú 1852) nació en el seno de una familia de pequeños terratenientes. Cuando aún estaba en el instituto escribió su primera obra, el poema Hans Küchelgarten (1828). Las malas críticas recibidas lo impulsaron a abandonar la literatura, pero pocos años más tarde, en 1831, publicó la primera parte de Las veladas en Dikanka, que resultó ser un gran éxito. Ese mi smo año entró en contacto con los círculos literarios de San Petersburgo. En 1832 apareció la segunda parte de Las veladas y en 1835 las recopilaciones Mirgorod y Arabescos (en la que se incluían los cuentos «La perspectiva Nevski», «El diario de un loco» y «El retrato»). En 1836, desilusionado por las polémicas que provocó su comedia El inspector, dejó Rusia. De 1838 a 1842 residió en Roma. En su casa de la Via Sistina escribió «El abrigo», Roma y el primer volumen de Las almas muertas, que fue aclamado por la crítica y el público. Pero su salud física y mental, ya muy deteriorada, se derrumbó al no poder acabar el segundo volumen, cuyo manuscrito quemó poco antes de morir.