En los ocho libros de las Cuestiones naturales Séneca consagra todos sus esfuerzos a descubrir las causas
de diversos fenómenos naturales que la ciencia antigua clasificaba en el campo de la meteorología: aguas subterráneas,
crecida del Nilo, vientos, nieve y granizo, terremotos, cometas, meteoros luminosos, rayos y truenos. Pero las
Cuestiones naturales son mucho más que un simple tratado meteorológico. Es una obra que aspira a conseguir un
conocimiento racional del mundo, entendido como la actividad más digna y liberadora del hombre y, especialmente, como
la única forma de acercamiento a ese dios que se oculta a nuestros ojos y al que solo podemos llegar con la fuerza de
la razón. Interesantísimas reflexiones teológicas y epistemológicas enriquecen la obra.