I. Prólogo II. Introducción David R. Olson y Nancy Torrance. Primera Parte: Aspectos orales y escritos de la cultura y la cognición. I. La ecuación oral-escrito: una fórmula para la mentalidad moderna, Eric Havelock/ II. Un alegato a favor de la investigación de la cultura escrita lega, Ivan Illich/ III. Metalenguaje oral, Carol Fleisher Feldman/ IV. El pensamiento racional en la cultura oral y la descontextualización escrita, J. Peter Denny/ V. La cultura escrita cri en el sistema de escritura silábica, Jo Anne Bennet y John W. Berry/ VI. La cultura escrita: un instrumento de opresión, D. P. Pattanayak. Segunda Parte: Formas orales y escritas de discurso. VII. Aparentar según se representa: Chaucer se convierte en autor, Barry Sanders/ 8. La invención de yo: la autobiografía y sus formas, Jerome Bruner y Susan Weisser/ 9. Cultura escrita y objetividad: el surgimiento de la ciencia moderna, David R. Olson/ 10. El pensamiento a través de las culturas escritas, Jeffrey Kit-tay. Tercera parte: Aspectos orales y escritos de la cognición. 11. La cultura escrita: caracterización e implicaciones, R. Narasimhan/ 12. La separación de las palabras y la fisiología de la lectura, Paul Saenger/ 13. Los lingüistas, la cultura escrita y la intencionalidad del hombre occidental de Marshall Mcluhan, Robert J. Scholes y Brenda J. Willis/ 14. Un punto de vista neurológico sobre la alexia social, André Roch Lecours y María Alice Parente/ 15. La cultura escrita como actividad metalingüís-tica, David R. Olson. Induce temático.
En Minima temporalia, Giacomo Marramao emprende un viaje intelectual a través de los laberintos de la perspectiva filosófica moderna. El hilo conductor del trayecto es un aspecto paradójico: el carácter inconcebible del tiempo fuera de las referencias a representaciones espaciales. Las dificultades derivadas de ello no se limitan a problematizar los resultados del «cambio lingüístico» que, de una u otra forma, persiguen los opuestos especulares de la analítica y la hermenéutica, sino que afectan a la aspiración filosófica de extraer una dimensión «auténtica» de la temporalidad como antítesis de la espacialización. Eso era lo que pretendía, por ejemplo, Heidegger, objeto de una crítica teorética radical en estas páginas.
Mediante la confrontación con los lenguajes del arte y la ciencia, Marramao propone una alternativa filosófica, una ontología posmetafísica de lo siniestro y de la diferencia concebida como ruptura con las tendencias actuales de la temática del «nihilismo». A diferencia de lo posmoderno, ésta no se basa en una serie de «superaciones» e «inversiones», sino en una «desangulación» de perspectiva, en un desplazamiento lateral con respecto al modo en que la tradición filosófica occidental (de Platón a Bergson, de Aristóteles a Leibniz, de Nietzsche a Foucault, de Baudelaire a Benjamin) ha visualizado hasta ahora la «cuestión del tiempo».