¿Las identidades y la diversidad cultural constituyen un reto para las sociedades actuales? ¿Es la cultura un obstáculo para la ciudadanía, o, por el contrario, supone su misma posibilidad? Éstas son algunas de las preguntas centrales acerca de las que se interroga la presente obra: sobre el reto de pensar las sociedades actuales, y el papel de la educación en ellas. Pensar la diversidad significa para la autora pensar de forma crítica los discursos pedagógicos de la diferencia, abordar las contradicciones de nuestros propios modelos educativos y del lugar que otorgamos a esa diversidad en las instituciones educativas. Desde el análisis de aquellos modelos que contemplan toda diferencia como «un problema que hay que disolver» hasta aquellos otros para los cuales toda diferencia es «buena por definición», el libro intenta hacer una reflexión profunda en la que lo problemático no es tanto la diversidad como el propio discurso pedagógico. Desde el marco teórico de la pedagogía social, el libro se interroga por la manera en que la educación puede cumplir hoy con la tarea de educar la ciudadanía y, al mismo tiempo, favorecer la expresión plural de las sociedades actuales.