«Sé por experiencia cómo suenan esas horribles detonaciones, y tengo grabados en lo más hondo de la mente y del corazón los miembros [destrozados] de los niños, carbonizados por las bombas hitlerianas y franquistas, el color de los pechos españoles desgarrados por la metralla fascista y el gesto de horror de las mujeres de España, apiñadas en negros agujeros, como los topos, para huir de la muerte, que desciende de los aires [?]. Me dejo llevar de los sueños de esas madres, porque yo también me he inclinado sobre una cuna, he temblado con un niño entre los brazos, bajo los bombardeos franquistas, y he visto reflejada la angustia en unos ojitos infantiles [?]: los de mi hijo».
Natalia Valle (seudónimo de Luisa Carnés),
«La hora de las madres», El Nacional
En las memorias inéditas que integran De Barcelona a Bretaña (1939), Luisa Carnés aporta un testimonio personal sobre los hechos acaecidos durante los últimos meses de la Guerra Civil en Cataluña, su huida hacia la frontera, junto a otros miles de refugiados, y su estancia en un centro de internamiento, en Francia, hasta su liberación, en abril de 1939. Un mes después fue trasladada a México, dentro de una expedición formada por otros intelectuales y sus familias, seleccionados por acuerdo entre las autoridades de este país y la Junta de Cultura Española. Carnés brindó un sólido legado literario, en buena parte inédito, que siempre puso al servicio de sus ideales.