En la obra de Francisco de Vitoria coexisten dos conceptos diferentes del derecho: la aristotélico-tomista del derecho como justicia objetiva, y la del derecho como facultad o potestad, lo que sitúa a Vitoria en la tradición de los autores que modifican la interpretación del derecho y conducen al establecimiento del sujeto del derecho en la modernidad.
Francisco de Vitoria (Burgos, 1483-Salamanca, 1546), teólogo y jurista dominico, pertenece al movimiento renovador del humanismo hispano. Estudió en el convento de Santiago que tenía su orden en París, en cuya Universidad estuvo en contacto con eminentes teólogos y humanistas. Fue también profesor en su convento. Vino a España a ejercer el magisterio en el colegio de San Gregorio de Valladolid y después, desde 1520 hasta su muerte, desempeñó la cátedra de Prima de la Universidad de Salamanca. Además de renovar la teología escolástica, hizo importantes aportaciones en el campo del derecho, sobre todo explicando el «derecho de gentes» con sentido renovador: se le reconoce como el fundador del Derecho Internacional moderno. En este ámbito, entre sus obras destacan tres «relecciones»: Sobre el poder civil, Sobre los indios y Sobre el derecho de la guerra; y los «comentarios» a la Suma: sobre La Ley y sobre La Justicia.