Las Vidas de Demetrio y Antonio presentan la azarosa existencia de Demetrio Poliorceta (337 a. C.-283 a. C.)
, hijo de Antígono el Tuerto, uno de los generales de Alejandro Magno que luchó por la sucesión del gran conquistador,
y la de Marco Antonio (83-30 a. C.) , triunviro rival de Octavio, el futuro Augusto. Plutarco plasma de forma muy amena
sus desmesuradas pasiones, avivadas por amantes y aduladores, sus espectaculares y mal digeridos triunfos seguidos de
catastróficas derrotas, hasta llevarnos hacia los patéticos y aleccionadores finales de estos dos singulares antihéroes
de las Vidas paralelas. La Vida de Demetrio y la Vida de Antonio ofrecen una singularidad dentro del conjunto de
hombres ilustres: se alejan, en cierto modo, del interés pedagógico de Plutarco por recrear vidas edificantes,
estimulando los nobles sentimientos innatos del alma humana, y nos ofrece dos ejemplos de lo que se debe evitar.
Plutarco (45-120 d. C.) creció en el seno de una familia culta de Queronea durante la dominación romana de Grecia. Su formación filosófico-religiosa le aproximó al estoicismo, manifestándose incompatible con la ética epicureísta. En su obra Moralia (denominada también Obras morales y de costumbre) Plutarco plantea las bases teóricas de su ideal moral, mientras que en Vidas paralelas refleja la plasmación práctica de dichos ideales en figuras arquetípicas de la antigüedad greco-romana. El diálogo Sobre el amor, cuyos precedentes literarios se hallan en el Banquete y el Fedro platónicos, se centra en una cuestión concreta y particular: ¿deberá el joven Bacón renunciar a sus amantes masculinos y casarse con Ismenonodora?; y otra más general, sobre la realidad y esencia misma del amor. Antonio Guzmán Guerra, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, incorpora en esta edición, vertida directamente del griego, abundantes notas que contribuyen a la localización y contextualización de la gran cantidad de citas literarias con las que Plutarco solía adornar sus obras.