Julio del 36. Una pequeña ciudad del centro de España. Eva vuelve a la casa familiar tras la quema del convento donde estaba como novicia. Su padre, el Coronel, está paralítico desde hace años y dirige su hacienda desde la silla de ruedas, asistido por Yago, oscuro personaje de grandes secretos. En el bosque cercano Eva encuentra el cuerpo malherido de un paracaidista, y ayudada por Yago lo trasladan al desván de la vieja casona. Una obra inacabada pero hermosísima, que emite una rara intensidad en cada una de sus palabras y que constituye el último regalo de toda una vida consagrada a la imaginación y la escritura.
Ana María Matute (Barcelona, 1925) ha cosechado los premios literarios más prestigiosos por su obra, entre la que figuran las novelas Los Abel (finalista del premio Nadal 1947), Fiesta al Noroeste (Premio Café Gijón 1952), Pequeño teatro (Premio Planeta 1954), Los hijos muertos (Premio de la Crítica 1958 y Premio Nacional de Literatura 1959), Primera memoria (Premio Nadal 1959), Los soldados lloran de noche (Premio Fastenrath de la Real Academia Española 1962), La torre vigía (1971), Olvidado Rey Gudú (1996), Aranmanoth (2000) y Paraíso inhabitado (2008). También es autora de varios libros de cuentos reunidos recientemente en el volumen La puerta de la luna (Destino, 2010). Es miembro de la Real Academia Española y de la Hispanic Society of America. En 2007 fue galardonada con el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra.